Jericles
28 noviembre 2007
23 noviembre 2007
22 noviembre 2007
Gratos recuerdos de mi infancia
¡Yo podría haber sido un
asesino serial del colegio!
Ahora que los medios difunden la noticia de que el asesino serial del colegio en Finlandia –al igual que sus antecesores de Estados Unidos y el mundo- era un resentido por lo que le hacían en el aula, me vienen a la memoria episodios ingratos que viví en mis años escolares y pienso: “¡Pucha, qué tipos exagerados…! ¡Seguro que no sufrieron ni la mitad de las humillaciones que experimenté yo!
Esta es una sintetizada lista de mis episodios vergonzantes en mi paso por el querido cole:
- Me revisaban los piojos frente a toda la clase… ¡y siempre me encontraban!
- En las crudas mañanas invernales me pegaban tincazos en las orejas.
- Se burlaban de mí porque River no salía nunca campeón.
- Jamás fui elegido “El Mejor Compañero”
- Jamás fui abanderado.
- Cuando me rapaban, los compañeros me pegaban cachetazos en la nuca.
- En los trabajos grupales siempre me tocaba el peor grupo.
- Me robaban las gomas
- Los lápices de colores me duraban tres o cuatro días.
- La maestra me retaba siempre por no llevar regla ni transportador
- Envidiaba a los que llevaban “Selecciones Escolares”
- Era humillado por los maestros por llegar siempre cinco minutos tarde
- Y por entregar los deberes incompletos.
- En los días de lluvia, mi vieja me obligaba a ir al colegio con las sandalias plásticas Skippy
- En los picados del recreo era uno de los últimos en ser elegido.
- Envidiaba a los que llevaban Simulcop
- En las clases de música, la profesora me denigraba haciéndome tocar el triángulo
- En segundo grado no me dejaron ir al baño y me hice encima
- Me tildaba siempre cuando pasaba al frente a dar la lección
- Jamás fui convocado para formar el coro del colegio.
- Dos por tres la maestra me hacía pasar al frente y me decía: “¡Cuente ese chiste en voz alta, García, así nos reímos todos!”
Y me quedaron varios episodios sin sacar a luz, pero el psicólogo y el psiquiatra me dijeron que lo mejor es no remover tanto el pasado…
Jericles
17 noviembre 2007
Una obra maestra de Ardizzone
A solas con uno mismo
Por Osvaldo Ardizzone
Cuando hayas perdido la sinceridad,
Cuando te vuelvas convencional y claudiques hasta de tus más queridas convicciones...
Cuando te elabores los argumentos para justificar tus miserias y, además las justifiques...
Cuando sacrifiques la amistad por el poder,
Cuando festejes el humor de los mediocres como la pobre copera lo hace con sus clientes...
Cuando te acostumbres a juzgar a los demás por la calidad de la ropa que visten...
Cuando mires con conscupicencia la mujer del amigo que te brinda la mesa, el techo y hasta el lecho...
Cuando juzgues despreciativamente a un borracho.
Cuando te erijas en juez inflexible de una prostituta.
Cuando te sientas respetuoso de la ley nada más porque pagas tus impuestos al día...
Cuando te inclines por lo que te conviene y no por lo que realmente sientas.
Cuando después de tres días consecutivos adviertas que ni una sola vez levantaste los ojos al cielo.
Cuando digas con la voz impostada del aforista que deben existir los pobres y los ricos, los triunfadores y los fracasados, los dirigentes y los dirigidos. Y agregues con la misma impostada presuntuosidad que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen...
Cuando te refieras a la gente y no te sientas incluido en ella.
Cuando pronuncies por primera vez la palabra negro con asco.
Cuando te sientas ufano y orgulloso de ser blanco.
Cuando llegues a gerente y además te sientas gerente.
Cuando a fuerzas de proclamar tus desprejuicios desemboques sin escrúpulos en el crimen.
Cuando dejes tus tarjetas en los velatorios para que nadie dude de tu puntualidad...
Cuando entones canciones de protesta porque está de gran moda cantarlas.
Cuando tus más queridos sueños literarios, cuando la fresca espontaneidad de tu primer soneto desemboquen en la prosa gris y árida de un memorándum ejecutivo.
Cuando asistas sin inmutarte a un desalojo.
Cuando proclames ante tus hijos tu brillante carrera de triunfador...
Cuando dejes de concurrir a los parques.
Cuando dejes de mirarle los ojos a las muchachas.
Cuando ya no te quede la posibilidad de un asombro ni un resto de candor, ni una lágrima para una pena ni el estremecimiento para un abrazo de hermano, ni el valor para jugarte en un gesto...
Cuando pierdas la facultad de arrepentirte.
Cuando seas incapaz de perdonar.
Cuando te sientas vacío para querer.
Cuando maquines por primera vez...
Entonces, ¿de qué te servirá el poder, de qué el dinero, de qué los amoríos fáciles, de qué las frases huecas, de qué tu vida?
Porque, entonces, con solo mirarte ante el espejo comprobarás que te has transformado en lo que se dice, comúnmente ¡una mierda!
***********************************************************************************
13 noviembre 2007
10 noviembre 2007
DIBUJANTES
Hay dibujantes…
… Que un día, joven, tuvieron la descortesía de morir y dejarnos con los abrazos vacíos.
farmacéutico, veterinario…) y podrán dedicarse a su verdadera vocación: dibujar…
... Que ponen las tripas sobre el tablero en cada dibujo.
... Que al morir clavan una bisagra en la historia del humor gráfico.
A todos ellos…
¡FELIZ DÍA!